Detrás de las sonrisas, obras de artes, hay oscuras intensiones e imperios personales que se derrumban. Hay almas que se han vuelto escipiones y van conquistando su universo haciendo su roma mas fuerte y casi indestructible, lamentablemente, en el fondo se caen y se derrumban. Así que cuando conteste el teléfono, y mi sonrisa atraviese los kilómetros, cuando toque los cabellos de las personas que pasan y cuando juegue con las palabras riendo y observando con un ligero coqueteo...muy probablemente sea la penúltima vez.
Uno reincide en el vivir. La penúltima vez se repite tantas veces como la imagen del alma conquistada es capaz de aguantar.
Hay almas que se derrumban y entre tanto buscar entre escombros, piernas, sangre y el tiempo... se pierden... se pierden...y ya no le interesa a la razón seguir buscándolas y se acaba el juego. Adiós.
Hay quienes amenazan: me puedo ir mañana de este mundo; es la ultima ocasión que me ves; etcétera etcetera etcétera. Yo no me iba porque me daba temor no volverte a ver. Por eso mismo, días y días, limpie la cuerda, la cuide, le conté cuentos, le mentí, le di mil y un explicaciones de porque no nos podíamos besar al tiempo que le pedía que se quedara a vivir conmigo de todas maneras. Hoy...hoy me da lo mismo si nos volvemos a ver o no...ya sabes... mi ser tan bipolar y tu eterna necesidad de hacerme esperar por fin están en desacuerdo. Solo quiero que sepas que te quise...hasta la locura y en la locura y sobre mi locura.
A los demás, que por desgracia me lean les pido una disculpa, fiel a mi costumbre de disculparme hasta por existir, por haber tenido la desgracia de adentrarse en la intimidad de un completo extraño que creían conocer. Nadie se merece eso.
La penúltima vez quiero decir siempre, con miedo a que llegue la ultima, me aferro al capricho de mi ser...o me aferraba
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