lunes, 9 de enero de 2012

Detras de la palestra

Antiguamente se luchaba en cartas que tardaban días en llegar
en la plaza del centro frente a la iglesia a la vista de la mar

Antiguamente se guardaban los besos para la intimidad,
las manos que se tocaban eran afortunadas en llegar

Antiguamente una mirada bastaba para obsesionar mil noches
y un viaje convertia a un peon en una especie de Romeo/Hercules

Antiguamente el querer era querer y no piel disfrazada de palabras
y el amor era una mezcla de cariño, respeto, eternidad e inexplicabilidades

Antiguamente la palestra duraba años,
las escaramuzas eran pocas,
las heridas no piadosas,
antiguamente, claro esta

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